miércoles, 23 de agosto de 2023

¿QUÉ ES EL TEATRO ÉPICO?


El teatro épico narra y mueve a reflexionar, a diferencia del teatro tradicional, que busca conmover.

Cuando la gente oye hablar de teatro épico, lo primero en lo que piensa es en los grandes poemas de la Antigüedad, como la Odisea, que cantaban hazañas de héroes y dioses. Sin embargo, el teatro épico nada tiene que ver con héroes y dioses: se llama épico porque, en vez de representar, narra —como lo hacían, precisamente, los poemas épicos—. Es una corriente que surge en el siglo XX y que trata de desvanecer la frontera entre los géneros narrativo y teatral con el fin de instruir al espectador y hacerlo reflexionar sobre los conflictos sociales y políticos, a diferencia del considerado teatro tradicional, que se supone que busca tan solo emocionar al espectador. 

Para ello se acude al efecto de distanciamiento, también llamado efecto de extrañamiento, que no consiste sino en romper la ilusión escénica: hacer que el espectador se percate en todo momento de que lo que está viendo no es verdad. Esto se consigue, principalmente, dirigiéndose de manera directa al público para narrarle los hechos, bien con un personaje —un narrador— que cuenta lo que ocurre mientras otros lo representan o hacen pantomima, bien con partes en las que uno o varios personajes cuentan lo que ocurre o va a ocurrir. Otros recursos de que se vale el teatro épico para lograr el efecto de distanciamiento son añadir anacronismos flagrantes (por ejemplo, soldados medievales armados con carabinas o vestidos con uniformes modernos, referencias a la época de la representación o diálogos con jerga de la misma) y partes en verso o cantadas, que contribuyen a que el espectador no se deje envolver por la ficción que está viendo.

El principal representante de este tipo de teatro es el alemán Bertolt Brecht (1898 - 1956), y dos de sus obras, Madre Coraje y sus hijos y El alma buena de Szechwan, se consideran las más representativas del género. No obstante, los elementos que hemos referido como típicos del teatro épico no son originales de Brecht: ya estaban en muchas piezas anteriores (los narradores, en los prólogos de las comedias grecorromanas; las partes cantadas en las obras italianas y españolas de los siglos XVI y XVII; y los anacronismos, en todas las anteriores, sin olvidar a Shakespeare, otro gran introductor de anacronismos). Lo que hicieron Brecht y sus seguidores fue sistematizar todo ese material y usarlo con la intención de hacer un teatro diferente, intención que era lo que les faltaba a sus predecesores.  



martes, 8 de agosto de 2023

LOS CAPRICHOSOS VERSÍCULOS


Los versículos ahora no repiten estructuras o palabras para crear ritmo.

Sabes que la ley por la que se rige la poesía contemporánea es la ley de la libertad, pero una libertad que va muchísimo más lejos que la que establecieron los románticos, allá por el siglo XIX, ya que aquellos, aunque mezclaban e inventaban estrofas —y hasta introducían de forma caprichosa en el mismo poema versos de distintas sílabas—, no llegaron a prescindir del todo de las reglas que sobre métrica y rima habían recibido de los siglos anteriores; simplemente, les introdujeron modificaciones.

Hoy, por el contrario, lo normal es ver que las poesías están compuestas de versos que ni miden ni riman: los llamados versículos. Cuando estudiaste literatura en la escuela, te decían que lo que caracterizaba a los versículos —y, por tanto, los distinguía de una página escrita en prosa— era su estructura interna, en la que abundaban repeticiones de palabras o construcciones sintácticas peculiares, que producían cierto ritmo que captaba la atención del lector u oyente. Este efecto, además, lo favorecía el que la mayor parte de los versículos que componían el poema y aun el poema mismo solían ser largos (poco más o menos como hacía el estadounidense Walt Withman en su célebre libro Hojas de hierba, que se puede considerar el paradigma de tal clase de poesía).

Con el tiempo, sin embargo, las características de los versículos también han ido desapareciendo, y ves que en los poemas ya no hay repeticiones que produzcan ritmo y que tanto los poemas como los versículos que lo componen son cada vez más breves. En la actualidad lo que capta la atención del público son otras cosas: las repeticiones se han sustituido por la disposición de las palabras —en algunas ocasiones contraria a las reglas gramaticales— y sobre todo por las imágenes, que, aunque antes también eran importantes para los que usaban el versículo, sobre ellas ahora descansa la enorme responsabilidad de hacer que el poema sea, en efecto, un poema.



martes, 1 de agosto de 2023

NIHIL NOVUM SUB SOLE


Cuesta muchísimo hallar historias o modos de contar historias que puedan considerarse realmente originales. Ya todo se ha inventado, y cada vez es mayor el riesgo de plagio, siquiera involuntario.


Hace meses que te rondan algunas ideas por la cabeza.

Es el proyecto confuso de una nueva obra; aunque, más que proyecto, retales, trozos, fragmentos que parecen apuntar a algo.

Sin embargo, los intentos por ensamblar esos pedazos en un todo coherente han fallado.

Barruntas que los resultados que se te ocurren son historias aburridas, sosas, poco originales…

Quizá si se le pudiera poner una estructura singular y nueva, la historia parecería otra cosa piensas. Como un cuadro al que se le coloca un marco diferente, y, entonces, el cuadro parece diferente.

Pero no encuentras esa estructura nueva, sorprendente y deslumbrante que dará interés a algo que por sí no lo tiene.

¿Es posible escribir una obra literaria realmente nueva y original en la actualidad?

Si todo está ya inventado, ¿cómo sorprender al lector con una historia que no haya leído antes, con unos personajes que no sigan patrones conocidos, con un estilo que no sea una copia de otro autor? ¿Cómo evitar caer en la repetición, en el plagio, en la mediocridad?

Además, en la era de la información hay miles de libros, películas y series que cuentan un sinfín de historias con un sinfín de estilos; y todos ellos necesitaron unas gotas de originalidad, gotas a las que tú no podrás recurrir, salvo para inspiración.

Y no falta el fantasma del plagio involuntario. Las obras que te han influido pueden haberlo hecho de una manera más subliminal de lo que supones.

Así, por ejemplo, un día se te había ocurrido un conato de estructura, y a las pocas semanas viste en una película antigua algo que se le asemejaba. No era exactamente idéntico, pero se le asemejaba.

Y esto último te hace acordarte del versículo: «Nada nuevo bajo el sol».