Los tercetos son estrofas de tres versos de arte mayor en los que el primero rima en consonante con el tercero. Cuando el segundo rima con el cuarto y el sexto (primero y tercero de la siguiente estrofa), se dice que los tercetos están encadenados.
Se suelen representar como ABA BCB CDC DED EFE FGH… Tienen origen italiano (Dante y Petrarca) y fueron importados por Juan Boscán y Garcilaso de la Vega.
A modo de muestra, reproducimos la oda XVII de Fray Luis de León, titulada En una esperanza que salió vana:
«Huid, contentos, de mi triste pecho;
¿qué engaño os vuelve a do nunca pudistes
tener reposo ni hacer provecho?
Tened en la memoria cuando fuistes,
con público pregón, ¡ay!, desterrados
de toda mi comarca y reinos tristes,
a do ya no veréis sino nublados,
y viento, y torbellino, y lluvia fiera,
suspiros encendidos y cuidados.
No pinta el prado aquí la primavera,
ni nuevo sol jamás las nubes dora,
ni canta el ruiseñor lo que antes era;
la noche aquí se vela, aquí se llora
el día miserable sin consuelo
y vence el mal de ayer el mal de agora.
Guardad vuestro destierro, que ya el suelo
no puede dar contento al alma mía,
si ya mil vueltas diere andando el cielo;
guardad vuestro destierro, si alegría,
si gozo, y si descanso andáis sembrando,
que aqueste campo abrojos solo cría;
guardad vuestro destierro, si tornando
de nuevo no queréis ser castigados
con crudo azote y con infame bando;
guardad vuestro destierro que, olvidados
de vuestro ser, en mí seréis dolores:
¡tal es la fuerza de mis duros hados!
Los bienes más queridos y mayores
se mudan, y en mi daño se conjuran,
y son por ofenderme a sí traidores;
mancíllanse mis manos, si se apuran;
la paz y la amistad, que es cruda guerra;
las culpas faltan, más las penas duran.
Quien mis cadenas más estrecha y cierra
es la memoria mía y la pureza;
cuando ella sube, entonces vengo a tierra.
Mudó su ley en mí naturaleza,
y pudo en mí el dolor lo que no entiende
ni seso humano ni mayor viveza.
Cuanto desenlazarse más pretende
el pájaro captivo, más se enliga,
y la defensa mía más me ofende.
En mí la culpa ajena se castiga
y soy del malhechor, ¡ay!, prisionero,
y quieren que de mí la Fama diga:
“Dichoso el que jamás ni ley ni fuero
ni el alto tribunal ni las ciudades
ni conoció del mundo el trato fiero;
que por las inocentes soledades,
recoge el pobre cuerpo en vil cabaña
y el ánimo enriquece con verdades;
cuando la luz el aire y tierras baña,
levanta al puro sol las manos puras,
sin que se las aplomen odio y saña;
sus noches son sabrosas y seguras;
la mesa le bastece alegremente
el campo, que no rompen rejas duras;
lo justo le acompaña, y la luciente
verdad, la sencillez en pechos de oro,
la fee no colorada falsamente;
de ricas esperanzas almo coro,
y paz con su descuido le rodean,
y el gozo, cuyos ojos huye el lloro”.
Allí, contento, tus moradas sean;
allí te lograrás, y a cada uno
de aquellos, que de mí saber desean,
les di que no me viste en tiempo alguno».
Obsérvense las rimas del final: … VWV WXW XYX YZYZ. La última estrofa no es un terceto, sino un serventesio, a fin de que no quede ningún verso blanco.
A causa de esta interdependencia de las rimas entre las distintas estrofas, un poema escrito en tercetos encadenados manifiesta, junto al soneto tradicional, la estructura más rígida que existe.
Para mejor inteligencia, recurriremos a un caso práctico: ¿quién no ha compuesto un poema en su juventud, y años más tarde, al leerlo, juzga que es necesario modificarlo? Y supongamos que la modificación consiste en añadir una estrofa nueva entre dos existentes.
Si hubiéramos compuesto nuestro poema en cuartetos, por ejemplo, la tarea podría consistir en modificar el último verso de la primera estrofa (denotado con una tilde a fin de distinguirlo del original) para introducir la nueva estrofa:
Original: ABBA CDDC…
Alterado: ABBA’ YQQY CDDC…
Sin embargo, en los tercetos encadenados no solo deberíamos cambiar el último verso de la primera estrofa, sino que deberíamos cambiar la rima del segundo:
Original: ABA BCB…
Alterado: AYA’ YB’Y BCB…
Por otro lado, si la modificación consistiera en cambiar de orden algunas estrofas, en los cuartetos no habría ninguna dificultad:
Original: ABBA CDDC EFFE GHHG IJJI KLLM...
Alterado: ABBA CDDC EFFE IJJI KLLM GHHG…
Pero en los tercetos encadenados la labor se convertiría en un verdadero rompedero de cabeza por la gran cantidad de rimas que habría que cambiar. Sería poco más o menos como romper una cadena.
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