Sófocles y Eurípides son dos de los tragediógrafos griegos más conocidos universalmente. Por desgracia, solo han sobrevivido unas pocas obras de las muchas que compusieron.
De las tragedias de Eurípides que han llegado hasta nosotros hay una en particular, Ifigenia entre los tauros o Ifigenia en Tauride, que siempre ha atraido a los críticos porque cuenta una versión muy rara del mito correspondiente: que Ifigenia no fue sacrificada en Aulide para favorecer que los barcos griegos llegasen a Troya, sino que fue raptada por la diosa Artemisa (Diana) y llevada a un templo que tenía dicha diosa en la actual Crimea, donde se dedicaba a sacrificar a todo extranjero que se pasase por allí. El hermano de Ifigenia, Orestes, y su amigo Pílades, que son enviados a robar la estatua de Artemisa, se encuentran con Ifigenia, la rescatan y se la llevan de vuelta a su patria.
Según los críticos, todo esto se lo inventó Eurípides, ya que no hay nada en la mitología griega que le pudiera servir de base (recordemos que las tragedias se escribían acerca de los héroes de los mitos, si bien el escritor gozaba de bastante libertad para componerlas).
La dificultad que ofrece esta teoría —que es la de la mayor parte de los estudiosos— estriba en cómo compaginar el argumento de la obra de Eurípides con el de otra obra —por desgracia, perdida— de Sófocles, titulada Crises, anterior a la de Eurípides. Crises era un hijo ilegítimo que Agamenón (el padre de Orestes y de Ifigenia) había tenido con la hija de un sacerdote de Apolo, sacerdote también llamado Crises.
Según la versión más extendida del mito de Crises (que es la de Antonino Liberal e Higinio, autores muy posteriores a Sófocles y a Eurípides), los ya mencionados Orestes y Pílades, tras robar la estatua de Artemisa y rescatar a Ifigenia, mientras trataban de huir de los tauros y del rey de estos, llamado Toante, hicieron escala en la isla en que ambos Crises ejercían su ministerio sacerdotal; y entonces el viejo Crises le revela a su nieto que los recién llegados son sus parientes y que debe salvarlos, por lo que, entre todos, se las ingenian para matar a Toante y escapar. Esta versión es la que constituía el argumento de otra tragedia del romano Pacuvio —perdida— titulada también Crises y que siempre se ha dicho que debía de estar copiada de la homónima de Sófocles… Pero, y aquí viene la pregunta desconcertante, ¿cómo puede ser ese el mismo argumento que el de la tragedia de Sófocles si lo de Ifigenia en Tauride y aun lo del robo de la estatua de Artemisa se lo inventó Eurípides y, para más inri, tiempo después de escribir Sófocles su Crises? ¡No tiene sentido!
Por eso algunos han dado en que quizás el Crises de Sófocles contara una historia muy distinta. Algunos suponen que recogía otra versión del mito, según la cual, Agamenón con la hija de Crises no había engendrado a un varón, sino a una mujer, que, precisamente, era Ifigenia; por tanto suponen estos estudiosos que el Crises de Sófocles tal vez contara la historia del viejo Crises, que iba a reclamarle a Agamenón que le entregase a su nieta (o algo así).
Sin embargo, quizás no haya que retorcer las cosas tanto para hallar la solución al problema: quizás, en la versión más vieja del mito (hoy desconocida por nosotros, pero no por Sófocles en su día) Orestes y Pílades (y quien dice esto dice también Orestes solo o en compañía de otras personas distintas) sí que iban a Tauride a algo (quizás relacionado con Artemisa, ya que se sabe que había allí un templo indígena dedicado a una deidad femenina que se identificaba con dicha deidad griega) y, sin que apareciese Ifigenia por ninguna parte, enojaban a los tauros y, en la huida, se encontraban con los dos Crises, que los salvaban al ser el más joven, en efecto, hijo de Agamenón y hermanastro de Orestes. Esto habría justificado que encajase en el mito antiguo fácilmente todo lo que le añadió Eurípides y que ha quedado para la posteridad.