martes, 12 de noviembre de 2024

LA IMPORTANCIA DEL SILENCIO


El silencio no solo es la ausencia de voz, no es solo una pausa.

Dijo hace muchísimos siglos el jurista romano Paulo: Qui tacet, non utique fatetur, sed tamen verum est eum non negare ('el que calla no confiesa, pero tampoco niega’), lo que contradice la conocidísima máxima popular de que «el que calla otorga». Y, si bien lo consideramos, lo que quiera significar el silencio es un misterio. Se nota muy bien en el mundo teatral, en el que puede llegar a decir tanto o más que un párrafo de texto entero, ya que allí el silencio no es solo un medio de indicar pausas, sino que  sirve por sí mismo para generar tensión y expectativas, para recalcar lo que se ha dicho previamente o hasta para terminar conversaciones aparentemente interminables. Y lo más curioso es que, aunque el inmenso poder del silencio se manifiesta en su plenitud durante la representación por obra y gracia de los actores, ya está latente en el texto que ha escrito el dramaturgo, en el que la mera acotación que indica silencio —acompañada o no de algún adjetivo como tenso, inquietante, nervioso, agobiante— le transmite al lector las más variadas sensaciones. Algunos autores modernos hasta han hecho del silencio una característica de su forma de componer teatro, como es el caso de Samuel Beckett y su Esperando a Godot, obra en la que todos los críticos reconocen que el silencio tiene tanta importancia como las palabras.

El silencio en la vida —y en el teatro, que es trasunto de la vida— no puede considerarse una cosilla menor, como diríamos coloquialmente, ni se puede entender de una única manera. Es un lenguaje en sí mismo. 



lunes, 4 de noviembre de 2024

¿QUÉ ES UN DRAMATURGISTA?

 

El dramaturgista es un asesor tanto del dramaturgo como del director.

A buen seguro que el profano que oiga por primera vez la voz dramaturgista pensará que es otro anglicismo que se nos ha colado en casa, ya que en inglés dramaturgo se dice dramaturgist.

Y, en efecto, es un anglicismo, pero de los que se consideran necesarios: designa a una nueva figura del mundo teatral, distinta de la del dramaturgo y de la del director, pero que complementa y asesora a ambas. Su origen se halla en la Alemania del siglo XVIII, y concretamente en la obra Dramaturgia de Hamburgo, del escritor Gotold Ephraim Lessing, en la que se teoriza sobre esta figura. Posteriormente, a causa del peso que tuvieron la filosofía y la ciencia alemana en los siglos XIX y XX, se extendió por otras partes del mundo. 

A diferencia del dramaturgo, que compone el texto teatral, el dramaturgista se dedica a asesorar al dramaturgo sobre algunos aspectos de la escritura y leer el resultado (lo que puede llevar a proponer también cambios). Y, respecto del director, lo ayuda a seleccionar las obras que convendría representar y asiste a algunos ensayos para tomar notas y hacer observaciones. Es, como se dice a veces, un puente entre la teoría y la práctica escénica: una figura intermedia entre dramaturgo y director: una especie de asesor de ambos, lo que hace que sus funciones pequen quizás de amplias o genéricas, pero que no lleguen a confundirse con las de los otros.